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Atardeceres.


Creo que si algo me hace acordar a estas vacaciones, que hay que decir que para todos fueron extrañas, automáticamente pensaría en los atardeceres.

En este tiempo de descanso de los trabajos prácticos tecleados y de las clases por cámara, donde de vez en cuando puedo ver la cara de algún compañero o escuchar su voz, cuando por fin nos dieron un poco más de libertad, mi pasatiempo favorito fue ir a la playa y ver como los días se oscurecían y cada día el cielo nos daba un show con los colores que lo pintaban.

Ese momento donde salía de las cuatro paredes que me rodearon toda esta cuarentena, era el mejor momento del día, y en alguna ocasión tuve la suerte de ir acompañada de algún alma con ms mismas intenciones, disfrutar de ese show.

Compartíamos un par de risas, alguna que otra canción, charlas pendientes que en consecuencia del distanciamiento, por mucho tiempo fueron virtuales, interrumpidas por el mal internet, la falta de batería o por las llamadas de mama a comer.


Esa hora que a veces se prolongaba a tres, era donde caía en la cuenta de algunas de las tantas cosas que esta pandemia me saco o en su defecto modifico. Generalmente en las charlas compartidas surgía la incertidumbre de cómo íbamos a seguir, de que si ya estábamos en duda con nuestro futuro, ahora se potenciaba mucho más. Por cada oración nos surgía otra pregunta, volveremos al colegio? Vamos a tener esa tan esperada fiesta? , y así muchísimas más, y cada una de estas interrogantes me angustiaba un poquito más.


Mis esperanzas para este año ya estaban perdidas, lo que más me emociona es empezar un nuevo año, un verano que ojala pueda compartir con la gente que quiero, poder progresar con ese futuro indeciso y sin ninguna duda poder seguir disfrutando de los tan increíbles shows del cielo, que más de una vez sacaron a la luz los contras de esta cuarentena, pero que en alguna que otra ocasión me revelaron que los a veces tan insignificantes momentos, acciones, palabras o hasta personas, que en la cotidianidad no apreciábamos, son los que más nos llenan o complementan.



Estas con toda seguridad fueron unas vacaciones fuera de lo normal, con condiciones horarias, con limitaciones y mucho alcohol en gel, pero poder volver a ver a las personas que más extrañaba, poder salir a dar una vuelta por el pueblito y volver a ver los atardeceres en la playa bastaron para hacer esta cuarentena más llevadera.


 
 
 

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